Los abandonados


Vivimos en tierra de emigrantes, que es tanto como decir en piedras solas, en una geografía desangrada. Acabo de escribir una carta a un amigo que se marchó, y que a buen seguro no volveré a ver con la frecuencia de antes, y me da por pensar que esta dispersión no agota sólo nuestra economía, sino también nuestro espíritu.
Quedarse en León es hacerse viejo en cierto modo, porque son los viejos los que cada día están más solos después de ir enterrando a los que fueron sus amigos, sus compa eros de trabajo, risas, juegos y amoríos. Aquí los enterramos en Madrid, en Barcelona, en Zaragoza, y aunque regresan a veces atraídos por la ouija navideña o los conjuros de Pascua, enterrados permanecen para nosotros, que poco a poco nos quedamos sin cosa que decirles, sin vida que compartir con sus espectros.
Y son tristes los fantasmas de los vivos...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

javi eres un fenomeno sigue asi,,,,,,,,,y gracias pordarle algo de vida a pueblos como brañuelas

Filisteum dijo...

jaja

Gracias, seas quién seas.

Y hay que resucitar los pueblos aunque sea a boinazos, caray...

:-))