Hemos cambiado. Nos han abierto una puerta más: la del abismo.
Cuando el joven se interroga sobre cómo desea su futuro, ya no viene obloigado a una vocación. La elección ha dejado de plantearse como la bússuqeda de la opción más deseable entre todas las posibles.
El nuevo mecanismo, la manija de la mente moderna induce a pensar que existe una disyuntiva entre la actividad y la falta de ella. Parece configurarse en algunas mentes aparentemente lógicas la intuición de que es posible renunciar a cualquier acción, y vegetar por siempre sobre un ocio permanente que no satisface ni llena, pero ocupa las horas.
No hacer nada en absoluto, o intentarlo como objetivo mayor, se ha vuelto posible. Siempre lo fue, pero ahora parece haber tejido sus ropajes de justificación.
La inacción.
Unos la pintan de reflexión y otros de espera, y los que antes se veían perseguidos por la ley de vagos y maleantes emplean lo que se ha gastado en formarlos para cubrir de razones una voluntad parasitaria mal avenida con su supuesto respeto supremo a la sociedad.
No hacer.
Esa es la razón última del actual auge de tantas filosofías orientales, fundamentalmente introspectivas, y sobre todo, contemplativas a ultranza.
Es la hora de la contemplación. El viejo aserto de «que inventen otros» se ha visto actualizado al «y que lo hagan otros».
Es el principio.
Pero nunca faltan palas para enterrar al que no se mueve.
Veremos.
No sé si hemos cambiado tanto: quizás el no hacer nada sigue siendo algo que solo nos apetece cuando estamos haciendo mucho...
ResponderEliminarPero, en todo caso, estaría bien que dejaran en paz a los que de verdad les apetezca pararse un rato a pensar. Lo que pasa es hay mucho envidioso suelto y no es fácil que no cojan la pala ésa de la que hablas y los empiecen a enterrar.
Estoy de acuerdo: veremos.
Gran verdad la que planteas, Luis: la facilidad con que se confunde al que piensa con el que simplemente flota en la estulticia.
ResponderEliminarPero alégrate: los que piensan no son fáciles de enterrar.
Un saludo
De vacaciones, ¿eh? Un abrazo y un beso. Se te recuerda.
ResponderEliminarBueno, ya sabes aquel viejo dicho de "vive de tus padres hasta que puedas vivir de tus hijos". Y para mí que no tiene nada que ver la filosofía contemplativa, ni con el nirvana, ni na de ná.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola,ayer le volví a ver en el programa de Dragó sobre literatura fantástica;estuvo muy bien la charla,pero por Dios,que torbellino la mujer de Luis Alberto de Cuenca.
ResponderEliminarSaludos
Acabo de volver, así que disculpd por la demora.
ResponderEliminarEl viejo dicho del que hablas tiene que ver con la picaresca, javi. Y la picaresca es el arte de trabajar como un brro para no trabajar. nada que ver con la privación y la frugalidad.
En cuanto al programa ese, Weninger, pues no sé qué decirte, peor amí me gustó participar. Y Alicia habla mucho, sí, pero creo que es de esa gente que además dice algo. O sea que me cae bien, vaya :-)))