Consentirlo todo es como devaluarlo todo, porque en un mercado donde cualquier cosa valiera como moneda nadie vendería su mercancía.
Eso creo y a veces así trato de aplicarlo, desde mi humilde covacha.
¿Me explico?
Creo que el deber de todo el que ame la cultura y el arte es oponerse a lo nuevo aunque sólo sea por el mero hecho de ser nuevo. Creo que la figura del rancio, carca, reaccionario y apolillado es absolutamente necesaria para que las novedades tengan que pasar al menos un filtro, o una barrera. Las nuevas ideas y las nuevas tendencias deben encontrarse con un muro en el que probar su fuerza, y si son lo bastante pujantes para llevarme por delante, yo seré el primero en alegrarme de mi derrota. Pero si son enclenques, enfermizas o sin sustancia, que se estrellen y desaparezcan. Por eso me gusta oponerme a lo nuevo: para que me aplaste si vale la pena o se desintegre si no.
Lo contrario es abrir la puerta de casa a las moscas de la calle.
Me temo.
Expresé mi acuerdo con tu teoría en la bitácora de Javi Llamazares...
ResponderEliminarTe dejo un beso de Reyes.
Tus besos son siempre regios.
ResponderEliminar:-)))
Igualmente, moza
Muasssssss
Tu respuesta en la bitácora del Llamazares... un poco sadomaso, ¿no? :-D
ResponderEliminarBeso gordo aunque ya descoronado.
Menos cuento y menos teorizar; lo que pasa es que tu eres como Quincy Adams Wagstaff, todo el día entonando el "I'm against it"...
ResponderEliminartampoco jorobemos. :-))
ResponderEliminarLo que me pasa es que nací para rebelde y la rebeldía me adelantó, así que por eso, para seguir siendo rebelde, tuve que hacerme reaccionario.
o eso o desaparecer
saluuuuuuud