He escuchado una nueva explicación sobre la utilidad de tener mucho dinero y no me resisto a reflejarla.
Tener mucho dinero no sólo sirve para hacer lo que uno quiere y para que los demás hagan lo que uno quiere, sino también para conseguir que los demás hagan lo que no quieren hacer.
Tener mucho dinero no sólo sirve para hacer lo que uno quiere y para que los demás hagan lo que uno quiere, sino también para conseguir que los demás hagan lo que no quieren hacer.
Seguramente sea esta última utilidad la que lo hace más deseable para cierta clase de caracteres y temperamentos, incapacitados en cualquier relación distinta del dominio. Porque, por lamentable que pueda parecernos y por mucho que repugne a la sensibilidad, hay oersonalidades que necesitan esclavos no para obligarlos a hacer algo, sino por el simple gusto de robar a otro la libertad.
Iba a decir algo sobre los que convierten semejante empeño en el motor de su vida, pero acabo de recordar que también hay quien encuentra su mayor satisfacción en amar carnalmente las chumberas, así que mejor dejarlo aquí. Sin calificativos.
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