Todo embrutece


Todo embrutece: el trabajo y el no hacer nada, el frecuentar la compañía de tontos y el no frecuentar su compañía, el mezclarse con la masa y el no socializar la vida, y así, puestos a largas enumeraciones, podría pasar unas cuantas líneas más, líneas sin duda embrutecedoras de un estilo que no precisa ya de muchas desperfectos, que le basta con los suyos propios.
Todo embrutece, pero sobre todo la edad, la edad que te aparta poco a poco del mundo, que te resta capacidad de adaptación, gusto por la novedad, amigos, espacio social, expectativas, deseos, puntos de vista y vista para leer libros impresos en cuerpo siete. Y como es el tiempo el que más ferozmente vela el brillo de nuestro carácter, mejor será preocuparse simplemente por vivir y ser en cada momento lo que se pueda, lo mejor de todo lo que se pueda.

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