Cara de NO


Tenía cara de NO. Aquel payaso bien pintado, con su peluca amarilla y sus zapatos enormes, recorriendo a veces la calle Fuencarral, parado en otras ocasiones sobre un cajón de madera donde rezaba su nombre, era un NO como un castillo.
Nunca hablé con él, ni lo reconocí siquiera a cara descubierta; nunca tuve referencias negativas de su persona o costumbres —posiblemente intachables— pero algo en su expresión, en sus gestos o en su inmovilidad desmentía la pintura, la nariz y el jersey a rayas.
Porque hay noes que van mucho más allá del actor, el papel y el escenario. Hay negaciones constantes que envuelven al individuo abarcando su pasado, su futuro, sus intenciones y las ideas triviales a que vuela su cabeza cuando se despista en un semáforo. Y no sé muy bien cómo, pero se nota, se nota y se expresa en un NO que bien pudiera sustituir al DNI en la oficina de correos cuando se va a recoger un paquete.

¿Pero NO, qué?

NO. Nada.

El NO también es intransitivo, recuerden.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

El NO debe ser, esencialmente, intransitivo. También es cierto que esto depende parcialmente del lugar donde se viva. Pero todos deberíamos tener cara de NO cuando alguien intenta tomarnos el pelo: o sea, varias veces al día. Lo malo de la cara de NO es que te acaban echando de todas partes; no se puede ser tan mal encarado, pues tú qué te has creído.

Filisteum dijo...

No hay peor mal que aquel que ya describiese Quevedo:

No hay vieja que nome quiera, noi pobre que no me pida, ni tonto que no me hable...

:-)

Lo mismo la cara de no e sun modo de arreglarlo...

Anónimo dijo...

Impresionante, compañeiro. Yo viví en el mismo edificio que ese payaso que dice NO. Éramos vecinos y sí: toda su vida era un NO.
Tú sí que vales para psicólgo. Te cedo mi trabajo, que yo siempre me sentí un impostor.

Filisteum dijo...

Si como psicólogo te sientes un impostor tienes que ser muy bueno.

El día que tenga que visitar a un profesional de ese ramo quiero uno que se tome su trabajo como el albañil se toma el suyo. De lo contrario, temo caer en manos de un predicador. O de un tarotista.

Y con lo del payaso, pues hay que jorobarse ...

Reportera de interiores dijo...

No conozco al payaso, pero me he reído con tu descripción, me parece genial porque creo que le pasa a mucha gente que va sin pintura. Quizá también nos pasa un poco a todos a veces, el llevar escrito en la cara lo que nos empeñamos inútilmente en negar con nuestras palabras o actitud, NO, SÍ...