Una vela por un beso


Un beso travieso encuentra

tu boca su loca

inconsciencia

agita

tu pecho

te quita

el estrecho

vendaje de encaje que cubre

tu alma. La calma que antes

tuviste

no existe

ahora: la hora de amar

ha llegado,

al hado

que envía

el deseo

lo veo cercano lanzando su arcano

en pos

de tu piel.

Yo bien sé que ahora es difícil mantenerse fiel.
 
 

En la noche de Walpurgis

Mar y cielo son ya negros


como dos fúnebres cuervos

que aguardando están su presa

y su pico busca en vano

en mí un corazón humano

mientras la muerte me besa.