Quizás uno de los errores más frecuentes, y de más pesadas consecuencias, sea confundir la sociedad con la asociación. La sociedad es anterior al socio, y sus normas preexistentes a la voluntad de este de convertirse en miembro.
La asociación, en cambio, es una alianza o suma de fuerzas para la consecución de un fin común; y los que en ella se implican, fijan sus aportaciones y sus limitaciones.
La asociación, en cambio, es una alianza o suma de fuerzas para la consecución de un fin común; y los que en ella se implican, fijan sus aportaciones y sus limitaciones.
Como puede existir la sociedad sin que se verifique asociación alguna, resulta obvio que ambas entidades no son equivalentes. Y siendo obligatoria la primera y voluntaria la segunda , podemos afirmar que no sólo no se equivalen, sino que son contrarias.
De cómo dejar de pertenecer a una asociación les hablan los estatutos de la asociación en concreto; se cómo dejar de pertenecer a la sociedad, les habla el maestro armero.
Pero no se crean nunca aquello de que la sociedad es un convenio entre muchos. Un contrato.
Eso, menos que nada.
4 comentarios:
Sin duda Rousseau fue el "pensador" más nefasto que haya existido, y además el más estomagante.
Y además, para ser solidario, llevaba a sus hijos a la inclusa nada más nacer.
Un tío genial del todo, vaya
¿La sociedad un contrato? Qué más quisiéramos, para poder rescindirlo inmediatamente... Besos.
Eso decía yo, Ana
Eso decía.
:-)
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